LAS FAES MATAN
EN 20 SEGUNDOS
El shock hipovolémico es la causa de muerte que usualmente se registra en las actas de defunción correspondientes a presuntas ejecuciones extrajudiciales. Se trata de una súbita disminución de los fluidos sanguíneos que provoca el deceso casi inmediatamente. El impacto de disparos en el tórax también es una constante de los casos de brutalidad policial, que sugiere que la intención es matar y no “neutralizar”, como suele indicarse en los reportes oficiales. También queda en entredicho la efectividad de la prestación de socorro a los heridos de muerte
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Corazón
Si el disparo es el corazón la persona fallece al instante
¿Qué es
el shock
hipovolémico?
El shock hipovolémico es la causa de muerte oficial más recurrente en casos de presuntas ejecuciones extrajudiciales. Es causado por una disminución masiva del volumen de sangre circulante, lo que produce un estado circulatorio insuficiente que lleva a la muerte
Pecho
Los disparos en el pecho ocasionan que la persona fallezca en menos de 20 segundos, si la bala impacta en las arterias y vasos principales
Aorta
El disparo en las arterias ocasiona una perdida abrupta de sangre en en segundos
Femoral
Un impacto de bala en la arteria femoral produce gran en riesgo de morir desangrado
Erick S. González Caldea
Fotos: Alan Márquez
Infografía: Carlos Gutiérrez
Disparan a zonas vitales para causar la muerte ipso facto. Y si el herido permanece vivo, les basta demorar el traslado a un centro de salud para que fallezca en el camino. El objetivo es que no haya sobrevivientes que puedan contar la brutalidad policial en condición de víctima directa, en primera persona. Se trata de dos de los patrones de actuación de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana.
Einson Castañeda Ríos, de 20 años de edad, fue herido con 10 impactos de bala por funcionarios de las FAES, a las 6:00 pm del martes 27 de agosto, en Plaza Catia, Caracas. Fue trasladado hasta el hospital Miguel Pérez Carreño, donde fue ingresado sin signos vitales.
La distancia entre Plaza Catia y el hospital Miguel Pérez Carreño es de 6,5 kilómetros. Son 20 minutos sin tráfico en la vía. A menos de 2 kilómetros del lugar de los hechos está el hospital Periférico de Catia, a 8 minutos con tráfico.
La pregunta es por qué trasladaron a Castañeda Ríos a un hospital lejano. “Ellos no quería que viviera. Lo querían muerto, por eso se ensañaron”, sostuvo uno de los familiares de la víctima.
Castañeda Ríos falleció junto con Yorgenis Antonio Orellana, de 27 años de edad. Los dos iban a bordo de una motocicleta rumbo a sus hogares en el sector Libertad del barrio Isaías Medina Angarita. El primero era comerciante, mientras que su compañero era barbero.
En ambas actas de defunción se estableció como causa de muerte “shock hipovolémico causado por el impacto de un proyectil en el pecho”. Esta indicación médico-forense es el común denominador en los casos de presuntas ejecuciones extrajudiciales en Venezuela.
Shock hipovolémico
Entre los patrones de actuación policial identificados por Proiuris está el disparo en el tórax. En la mayoría de las actas de defunción sobre casos de presuntas ejecuciones extrajudiciales se señala que el shock hipovolémico es la causa de la muerte.
“El shock hipovolémico es causado por una disminución intensa del volumen de sangre circulante en el cuerpo; es decir, una hemorragia aguda, debido, por ejemplo un disparo en el pecho o tórax”, explicó un médico forense, quien prefirió no ser identificado.
El experto forense recalcó que las muertes por armas de fuego son las más comunes en los casos de presuntos enfrentamiento con funcionarios de las FAES.
Por su parte, Alexis Parra, médico cirujano, explicó que en caso de que el disparo sea justo en uno de los grandes vasos principales (ejemplo la aorta), la persona fallecería en menos de 20 segundos. “Este tipo de shock hipovolémico causa una pérdida masiva de sangre. Depende mucho de la presión arterial del paciente. Pero, cuando la bala toca uno de los vasos principales o el corazón la muerte es prácticamente inmediata”, sostuvo.
Otro médico, experto en cardiología, quien también pidió reserva de su identidad, explicó que las heridas de armas de fuego propinadas en el pecho, a la altura tórax, son mortales, debido a que en esa zona pasan arterias importantes del cuerpo. “Una persona fallece en menos de 20 segundos cuando e le impacta un disparo en el pecho, en la zona de los grandes vasos arteriales, como es la aorta”, sostuvo.
“Eso es una ejecución. Si te disparan en la cabeza, o justamente en el pecho por donde pasa la aorta, es una muerte segura”, expresó un médico residente del Hospital Periférico de Catia, quien prefirió no ser identificado.
Agregó que las zonas blandas del abdomen, cabeza y tórax son muy vulnerables. “Hay muy pocas probabilidades de supervivencias, sobre todo, si la persona no es trasladada de inmediato a una emergencia”, señaló.
No todos los familiares de las víctimas de presuntas ejecuciones a manos de las FAES tienen acceso a los informes médico legales, donde se determina la hora de muerte. Entre los pocos que hacen buen uso del dato están los familiares y abogados de Fernando Lira y Eligio Duarte, asesinados por funcionarios del cuerpo élite de la PNB, la tarde del 6 de marzo, en Guarenas. En el informe médico legal (la autopsia) de Fernando Lira, se estableció que el hombre falleció 20 segundos después de ser impactado por una bala en su pecho.
“Lira falleció en menos de 20 segundos producto de los impactos de bala en el pecho. A ambos se les colocó que fallecieron por el shock hipovolémico causado por el impacto de un proyectil en el tórax, está en el expediente. En otras palabras, lo ejecutaron”, enfatizó el abogado Alexis Lira, hermano de la víctima.
En 20 segundos
Los médicos consultados coincidieron que el impacto de una bala en regiones del cuerpo dónde hay grandes vasos sanguíneos, el tiempo de muerte es menor a 20 segundos. “Dependiendo de la presión sanguínea, una persona promedio se puede desangrar en menos de 20 segundos, si no se les realiza los primero auxilios de inmediato. Esta atención tiene que ser oportuna”, sostuvo.
Los expertos enfatizaron que los primeros auxilios tienen que ser practicados oportunamente. Que es necesario presionar donde está la herida para mitigar el bombeo masivo de sangre y, obviamente, trasladar al herido de forma expedita al hospital más cercano. “Si no se atiende a una persona a tiempo, no habrá ninguna respuesta”, sostuvo el cardiólogo consultado.
En entrevistas realizadas a víctimas sobrevivientes de los casos de presuntas ejecuciones extrajudiciales, la mayoría coincide en señalar que sus allegados fueron llevados a hospitales distantes del sector donde ocurrieron los hechos. Si son heridos en Petare, en vez de trasladarlo al hospital Domingo Luciani, son llevados al hospital Pérez Carreño, y viceversa.
En 100 Sentencias de Muerte, investigación realizada por Proiuris, se determinó que la intención de los funcionarios policiales es no dejar sobrevivientes. “En el análisis de 100 minutas realizado por Proiuris destaca la relación en términos de mortalidad entre presuntos delincuentes asesinados y policías y militares es 171 a 0”, se lee en el trabajo.
Los funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado están obligados por la ley a prestar primeros auxilios a los heridos y a procurar una atención más integral posible y sin demora. Sin embargo, en casi todos los casos las víctimas son ingresadas a los hospitales sin signos vitales.
La policía usa el traslado como una forma de justificar que “realizaron” los primero auxilios con el fin de salvar la vida de la víctima. “…se intentaron realizar la imperiosa labor de prestarle primeros auxilios trasladando al herido a un hospital, pero quedó sin signos vitales al llegar al hospital (SIC)”, se lee en las minutas policiales.
Para los deudos la intención no es salvar sino asesinar, como fue el caso de Jesús Gabriel González, de 21 años de edad, y de Henry Antonio López, de 25 años, ejecutados la mañana del martes 12 de agosto, en la pensión Manzana de Oro, ubicada en la esquina Aguacaticos de la parroquia San Juan.
“Se escuchaba como los oficiales decían que uno, Jesús, no se moría y que tenía que fallecer en menos de 30 segundos, por eso le dispararon en la cabeza”, aseguró uno de sus familiares para la entrevista realizada dos días después de la muerte de los jóvenes; también enfatizó que González y López, efectivamente, fueron llevados al hospital Pérez Carreño, luego fallecer en la pensión donde fueron ejecutados.